Paseos A Pie Por El Quindío
El Quindio es un lugar mágico para recorrer a pie, es especial porque el disfrute entre el paisaje urbano y rural es inmediato, sin transiciones, yasi, a escasos metros de cualquier centro urbano ya nos encontramos en medio de exuberante naturaleza. Aquí caminar es seguro, limpio y edificante, además es fácil pues encuentras sitios de refrigerio y reposo en casi todas las rutas. Estas caminatas que hoy presentamos requieren de una mañana para realizarlas sin afán y ninguna supera los 15 kilometros. Sombrero, perrero, y a caminar se dijo.
1. Armenia - Boquía - Cascada Santa Rita
Donde termina la avenida Centenario y empieza la vereda San Juan de Carolina, arranca este paseo que transcurre placido por un trazado perfecto para caminar sobre las obras abandonadas del ferrocarril transcordillerano que iba a unir al Quindío con el Tolima; estas obras fueron realizadas hace unos 80 años por la compañía francesa Regivit con una calidad tal que aun sin mantenimiento se conservan perfectos sus muros, sus bancas, sus contenciones y sus túneles que se van apreciando y disfrutando a medida que recorremos. La primera etapa va desde su inicio hasta la ramificación en el km 6 que conduce a Palestina y Salento discurriendo en medio de cafetales que a partir de allí, se transforman en verdes potreros bañados por el río Quindío hasta llegar al poblado de Boquía en el kilómetro 10, para luego seguir por otros 4 km aprox hasta llegar por el camino del Indio y atravesando túneles a la espectacular e inesperada cascada de Santa Rita. Paseo completo.
2. Armenia - Palestina - Salento
Por la misma vía del ferrocarril abandonado saliendo de la vereda San Juan de Carolina, llegamos al cabo de 6 kms a la vereda Palestina, justo donde el cristalino río Navarco descarga sus aguas en el Río Quindío. Allí, si el día lo permite se estila un chapuzón para luego bien frescos, subir montaña arriba al paraje Casa Azul por un camino recorrido por rebaños de gringos que bajan de Salento a visitar las plantaciones cafeteras de esos parajes. Desde aquí puedes asomarte a ver el valle del río Navarco salpicados sus potreros por guayabetales llenos de fruta. Y luego loma arriba y con preciosas vistas cordilleranas , rematamos en Salento, entrando por el lado del cementerio. Una vez allí se procede a disfrutar del descanso con los encantos del pueblo para luego, cansados los sentidos con tanta belleza, retornar en bus a Armenia. Fácil.
3. Circasia - El Roble
Llegas en carro o bus hasta la plaza de Circasia y de allí emprendes la ruta que baja a un hermoso paraje con quebraditas y árboles nativos de donde Circasia toma su agua y de allí subes hasta el bosque nativo del Silencio en un alto donde ya se ve a Filandia, luego vuelves a bajar hasta llegar a lo más profundo de la carretera hasta otra quebrada que marca el principio de un ascenso diligente, exigente y continuado a través de una carretera bordeada por ancianos eucaliptos y con un fondo de potreros de un verde surreal. Finalmente en los últimos 3 kilómetros, te adentras en el bosque de la reserva de Bremen, hogar de nuestro nativo oso de anteojos, y así, hasta llegar al alto del Roble sobre la autopista del café, que marca el final de esta bella aventura. Allí puedes almorzar en alguno de los excelentes restaurantes típicos cercanos y probar el chorizo sudado o la agüepanela con queso o tal vez subirte a un bus que te devuelva a Circasia para gozar de la variada oferta gastronómica del pueblo y almorzar allí. Una delicia.
4. Circasia - Filandia
Desde la plaza de Circasia, tomamos rumbo al cementerio Libre y eligiendo el ramal de la derecha vamos buscando la ruta que baja hasta el fondo del profundo cañón del río Roble y luego de pasar el puente que vadea el río en el antiguo “paso de los Aguadeños”, remontamos las faldas del lado de Filandia por un bello camino, hasta llegar a la preciosa vía llena de paisajes, parajes y miradores que sube de Quimbaya a la cabecera de este municipio. Una vez allí en Filandia, a disfrutar de todas las cosas tan quindianas que este pueblo tiene para ofrecernos, para luego al terminar, tomar el bus de vuelta para Circasia o Armenia.
5. Salento - Cócora
Llegamos al pueblo y antes de empezar la caminada, combatimos el frío mañanero con un buen pocillo de tinto en la esquina de la plaza y entonces arrancamos calle Real arriba para buscar la salida de la vía que de Salento baja hasta encontrarse el río Quindío , y desde allí constantemente bordeándolo y entre las montañas que forman el angosto y mágico Valle de Cocora vas subiendo y subiendo por el borde de la carretera, unos 10 kms, hasta alcanzar el sitio donde termina el tránsito vehicular en la zona de restaurantes del valle. Y una vez allí luego de una buena trucha y patacón, si todavía tienes reservas, puedes escoger seguir siempre bordeando el río para subir hasta las áreas de reservas naturales de Estrella de Agua. Quita el aliento.
6. La Virginia - Peñas Blancas
Colgado de las faldas de la cordillera, pasando el río Santo Domingo, está La Virginia, un pueblito hermoso poco publicitado, embalconado sobre el Quindío como un mirador privilegiado. (Ojo no confundirlo con su homónimo caliente a orillas del Cauca) Para llegar allí tomas un Willis desde Calarcá y desde la iglesia del pueblo empiezas la caminata más parada que te puedas imaginar rumbo al cerro tutelar de Peñas Blancas cuna de leyendas prehispánicas e hito primigenio de la raza Quimbaya. La primera parte del trayecto se realiza por una vía que solo la sube un gato herrado (sin exagerar), y que te lleva a un lugar donde descansas tomando aliento y agüepanela para luego afrontar con denuedo la escalada por una trocha agreste, sembrada de raíces y empinada que serpentea entre bosques que finalmente se abren ante un asombroso paisaje sobre todo nuestro maravilloso Quindío. Y allí, con el corazón que se quiere salir del pecho, por el esfuerzo y por la emoción, te das cuenta que valió la pena.